La Cuaresma es una de las tradiciones religiosas más importantes para los católicos. Durante este tiempo, que dura cuarenta días, los fieles realizan un período de reflexión y penitencia en el que se abstienen de comer carne roja, especialmente en el Viernes Santo. Sin embargo, se permite el consumo de pescado. ¿Por qué?
Para entenderlo, debemos remontarnos a la antigüedad. En esa época, la carne roja era un símbolo de opulencia y celebración. Por lo tanto, consumirla durante la Cuaresma iría en contra del sentimiento de humildad y reflexión que se busca en esta fecha. La Iglesia Católica, consciente de esto, estableció una regla que prohíbe el consumo de carne roja durante la Cuaresma.
Santo Tomás de Aquino, uno de los teólogos más importantes de la Iglesia Católica, explicó en su obra Summa Theologica que el ayuno fue instituido para refrenar las concupiscencias de la carne, es decir, los placeres relacionados con la comida y el sexo. Por lo tanto, la Iglesia prohibió a los fieles que ayunan consumir aquellos alimentos que proporcionan mayor placer al paladar y que son un gran aliciente para la lujuria. Tal es el caso de la carne de los animales que descansan en la tierra y de los que respiran el aire y sus productos.
Según esta interpretación, el pescado no entra en esa categoría. Por lo tanto, los católicos pueden consumirlo durante la Cuaresma sin problema. Sin embargo, es importante señalar que no se trata solo de cambiar la carne roja por el pescado y olvidarse de las restricciones. Los fieles también deben abstenerse de todos los alimentos exquisitos, como las ostras y las langostas, que son acuáticos asociados al lujo, y el pollo, que aunque es carne blanca, también está prohibido por ser de "sangre caliente" y de tierra.
En resumen, durante la Cuaresma, los católicos se abstienen de comer carne roja como un signo de humildad y penitencia. El consumo de pescado está permitido porque no entra en la categoría de los alimentos que provocan placer al paladar y son un gran aliciente para la lujuria. Además, durante este tiempo, los fieles deben abstenerse de todos los alimentos exquisitos, como las ostras y las langostas, y el pollo, que aunque es carne blanca, también está prohibido. Es importante recordar que la esencia de esta época radica en el sacrificio, por lo que se busca la reflexión y la purificación del alma.