Aunque Estados Unidos sigue marcado por la división partidista, la invasión de Rusia a Ucrania ha demostrado ser una fuerza unificadora para demócratas y republicanos en torno al interés compartido de la seguridad nacional futura.
El Congreso ha aprobado una serie de proyectos de ley destinados a combatir a Rusia en su ataque a Ucrania, y la mayoría de los miembros siguen expresando su apoyo constante a estas medidas.
Sin embargo, aunque Rusia seguirá siendo una amenaza de primer orden, su fracaso en la rápida toma de Ucrania ha reducido la percepción del peligro que representa. El contralor del Departamento de Defensa, Mike McCord, afirmó el 28 de marzo que "China es el asunto número uno al que debemos prestar atención".
Esto podría situar a China en el papel de "enemigo compartido". En las próximas semanas, la Cámara de Representantes y el Senado están preparados para debatir la Ley de Innovación y Competencia del Senado y la Ley America COMPETES de la Cámara de Representantes, que podrían invertir hasta 350.000 millones de dólares en programas destinados a impulsar a la nación por delante de China.
"Queremos asegurarnos de que somos líderes en tecnología, no en China, en inteligencia artificial, en computación cuántica, en tecnología limpia, en biología sintética, en fabricación de semiconductores, en fabricación de productos electrónicos", dijo a Newsweek el congresista demócrata Ro Khanna, de California, que ayudó a elaborar la versión de la Cámara de Representantes. "Se trata de una inversión masiva en todas esas áreas".
"Lo hemos visto con la crisis de la cadena de suministro. Hemos sido tan dependientes de los productos del exterior, y eso ha llevado en parte a la inflación, ha llevado a la escasez", añadió Khanna. "No queremos depender de las cadenas de suministro globales para los equipos críticos".
Al ritmo actual, China va a superar a Estados Unidos en gasto de investigación y desarrollo para 2025, según informó el South China Morning Post en julio de 2021. Según un informe del Belfer Center for Science and International Affairs de Harvard, el país ya supera a Estados Unidos como mayor fabricante de alta tecnología del mundo.
Khanna afirmó que, al realizar estas inversiones, Estados Unidos dependerá menos de China como actor en su economía tecnológica, lo que dará al país una mayor influencia a la hora de aplicar sanciones económicas en caso de encontrarse en conflicto con su principal adversario.
En estos momentos, Estados Unidos podría verse en graves problemas económicos si se enfrentara a China como lo hace con Rusia. China ha reclamado Taiwán, el principal fabricante de semiconductores del mundo, y si Taiwán quedara comprendido, Estados Unidos podría encontrarse en dificultades.
Heidi Crebo-Rediker, especializada en la competitividad económica de Estados Unidos como miembro adjunto del Consejo de Relaciones Exteriores, declaró a Newsweek que los chips semiconductores desempeñan un papel esencial en la tecnología de consumo y defensa de Estados Unidos, así como en sus ámbitos de automoción, industria y comunicación. Los proyectos de ley de competencia invertirían en apuntalar este potencial pasivo mediante la creación de plantas de fabricación en el país.
Además de salvar esta brecha, dijo que el proyecto de ley impediría mejor que China aprovechara sus capacidades en otros ámbitos económicos para influir en las decisiones de Estados Unidos, al tiempo que pondría al país en camino de alcanzar su lugar como líder de la innovación del siglo XXI.
"China no ha sido tímida a la hora de utilizar su dominio en una industria concreta para cortar suministros críticos", dijo Crebo-Rediker a Newsweek. "Creo que la ambición es realmente asegurarse de que EE.UU. siga teniendo apoyo federal para la investigación y la innovación que sentará las bases para que la economía estadounidense se fortalezca en el siglo XXI".