La relación entre los robots y los seres humanos siempre ha sido tenue, y con los robots cada vez más autónomos, la desconfianza ha llegado para quedarse.
La IA y los robots han evolucionado a una velocidad increíble, pero a pesar de sus logros, los humanos no parecen confiar en ellos. Los mitos en torno a los robots y la confianza no son totalmente infundados. Los robots han sustituido a millones de trabajadores de fábricas en todo el mundo y cada vez hacen mejor los trabajos humanos.
Los humanos sienten una doble fascinación por los robots y la tecnología. Por un lado, hay innumerables vídeos de robots que realizan acciones claramente humanas como caminar, saltar, pintar o bailar. La fascinación no termina con los robots que tienen forma humana: también hay perros robóticos, serpientes y avatares virtuales de IA. Por otro lado, existe un recelo asociado a estas máquinas inteligentes.
Según un informe de The New York Times, el Departamento de Bomberos de Nueva York ha comprado dos perros robot Boston Dynamic de 75.000 dólares para desplegarlos en peligrosas misiones de búsqueda y rescate. El departamento espera que los neoyorquinos cambien su percepción de los robots tras la controversia causada por los anteriores perros policía robot de la policía de Nueva York. Los residentes locales se mostraron contrarios a los perros robot y consideraron que eran intrusivos y suponían una violación de la intimidad. Aunque las reclamaciones estaban justificadas, hay una tendencia más oscura en lo que respecta a las relaciones entre humanos y robots.
Un estudio publicado en Science Robotics reveló que los humanos no conectan con un robot porque no los perciben como iguales. Además, el estudio concluía que las personas sentían aversión por los robots en un papel de autoridad. Las razones son variadas: las personas se sienten amenazadas, intimidadas y molestas cuando los robots son demasiado eficientes. Los robots y la IA se han desarrollado en gran medida con fines militares, lo que les ha dado una mala reputación. Los gobiernos también utilizan la IA y la robótica para la vigilancia, algo que no suele sentar bien al público.
Esta falta de confianza en los robots ha llegado incluso a convertirse en violencia. Por extraño que parezca, no es raro que los humanos hagan daño a los robots, como se detalla en otro reportaje de The New York Times. En 2015, Hitchbot, un extraño robot que dependía de la amabilidad de los desconocidos para viajar fue vandalizado y decapitado en Filadelfia. En 2017, un robot de seguridad en San Francisco también fue objeto de vandalismo, alquitranado, derribado y cubierto de salsa barbacoa. En Osaka, tres chicos golpearon a un robot humanoide en un centro comercial.
Los expertos en psicología dicen que esto se debe a lo que se conoce como el "síndrome de Frankenstein", el miedo a que una creación (en este caso, un robot) hecha por un humano pueda rebelarse contra su creador o desbaratar su función y causar daños. Los robots -especialmente los humanoides- también se consideran "extraños", por lo que los humanos tienden naturalmente a condenarlos al ostracismo. A medida que los robots adquieren mayor autonomía, la desconfianza de los humanos parece haber llegado para quedarse.