El ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, ha culpado a Estados Unidos y a sus aliados occidentales de llevar los lazos con Moscú a un "punto sin retorno" al apoyar los esfuerzos ucranianos por resistir la invasión en curso del Kremlin.
Dirigiéndose a los miembros de la Duma -la cámara baja de la Asamblea Federal de Rusia- el miércoles, Lavrov enumeró una lista de agravios con las naciones occidentales, a las que acusó de buscar un "cordón sanitario" alrededor de Rusia.
Occidente, dijo Lavrov a los legisladores rusos según la agencia estatal de noticias Tass, tiene una política de "muchos años de contención de Rusia" junto con "la transformación de la fraternal Ucrania en antirrusa, en un bastión militar rusófobo".
Lavrov se quejó de la expansión de la OTAN desde el final de la Guerra Fría; una queja rusa de larga data citada por el presidente ruso Vladimir Putin como una de las muchas justificaciones para la agresión rusa de años contra Ucrania.
Lavrov también protestó por el apoyo occidental a la Revolución de Maidan de 2014, en la que el gobierno pro-Moscú del expresidente ucraniano Viktor Yanukovich fue derrocado por un levantamiento popular que Rusia considera un golpe dirigido por las agencias de inteligencia occidentales.
"En los últimos años, esta política de Washington y los satélites europeos ha llegado a un punto de no retorno", dijo Lavrov.
El diplomático ruso de más alto rango añadió que Moscú no tiene dudas sobre las "verdaderas intenciones de Occidente".
Lavrov se mostró erizado por la respuesta colectiva de Occidente a la invasión rusa de Ucrania -la segunda en una década- que comenzó el 24 de febrero de 2022.
"Hoy, Estados Unidos y sus satélites están librando contra nosotros una guerra híbrida global que se ha preparado durante muchos años utilizando a los radicales nacionales ucranianos como ariete", dijo Lavrov, haciéndose eco de los temas de conversación rusos que tratan de inculpar al gobierno democráticamente elegido de Ucrania como extremistas de extrema derecha.
Moscú no ha logrado hacer realidad sus vagos objetivos de "desnazificar" y desmilitarizar Ucrania, lo que ha provocado un apoyo militar y financiero sin precedentes de Occidente al país, junto con una ofensiva de sanciones cada vez mayor contra el gobierno ruso y sus aliados.
"Occidente no oculta sus objetivos", afirmó Lavrov. "No es sólo derrotar a Rusia en el campo de batalla, destruir la economía rusa, sino también rodearnos de un cordón sanitario", convertirnos en una especie de país "canalla"".
El diplomático excusó la invasión rusa alegando que Moscú hizo hasta "el último momento todo lo posible para rebajar las tensiones, para encontrar un acuerdo igualitario y mutuamente respetuoso".
En los prolegómenos de la invasión, Moscú presentó una lista de exigencias que habrían obligado a la OTAN a excluir preventivamente a Ucrania de la alianza y a retirarse de hecho de toda Europa oriental. Los dirigentes de la OTAN y de Estados Unidos rechazaron de plano las propuestas, y un alto funcionario de la administración estadounidense las calificó de "poco realistas".
Lavrov dijo que las demandas de Rusia "fueron rechazadas arrogantemente por Washington y la OTAN". Y añadió: "Ni siquiera estaban dispuestos a discutir nuestras legítimas preocupaciones. Todo esto nos dejó sin salida".
Reuters informó en septiembre de que Putin rechazó un borrador de acuerdo de paz que habría satisfecho las exigencias de Moscú de bloquear a Ucrania de una futura adhesión a la OTAN. Según Reuters, el presidente rechazó el acuerdo porque también planeaba anexionarse franjas de territorio ucraniano. El Kremlin negó el informe.