La misión OSIRIS-REx de la NASA se dirige a la Tierra con una muestra del asteroide Bennu y podría desvelar los secretos de cómo se formó la vida en la Tierra y cómo protegerla.
La misión OSIRIS-REx se dirige a la Tierra con una muestra del asteroide Bennu, que los científicos esperan que revele secretos sobre los primeros tiempos del sistema solar. La NASA lanzó la misión OSIRIS-REx (Orígenes, Interpretación Espectral, Identificación de Recursos, Seguridad-Explorador de Regolitos) en 2016, con la esperanza de aprender más sobre este intrigante y potencialmente peligroso asteroide. En los últimos años, la NASA ha lanzado varias misiones a diversos asteroides, todas ellas con la esperanza de revelar nueva información sobre los orígenes de la Tierra, la extracción de recursos y cómo evitar colisiones potencialmente catastróficas con nuestro planeta.
Los asteroides han sido de interés por muchas razones, pero en parte por sus similitudes con los planetas. Los asteroides orbitan alrededor del sol como los planetas y tienen muchos de los mismos componentes que éstos. Además, los asteroides son artefactos de los primeros días del sistema solar y pueden funcionar como una especie de cápsulas del tiempo. Sin embargo, a pesar de estas similitudes, los asteroides pueden ser muy diferentes. Las tres grandes clases de composición de los asteroides son los tipos C (hechos de arcilla y rocas de silicato), los tipos S (pétreos y hechos principalmente de materiales de silicato y níquel-hierro) y los tipos M (metálicos). Por último, se cree que Psyche, un asteroide de clase M, contiene metales pesados cuyo valor puede alcanzar los 10 quintillones de dólares.
Según el equipo de OSIRIS-REx, Bennu es un asteroide de tipo B -una rara subclasificación de los tipos C- que pasa cerca de la Tierra cada seis años. Los asteroides de tipo B son primitivos y ricos en carbono, y los expertos creen que han permanecido relativamente inalterados desde su formación. Se cree que Bennu se formó hace 4.500 millones de años, aproximadamente al mismo tiempo que la Tierra, y que sus componentes son casi idénticos. Es posible que Bennu tenga moléculas orgánicas que no han sido contaminadas por el entorno terrestre (a diferencia de los meteoritos igualmente primitivos que caen en la Tierra) y que no han sido afectadas por los procesos planetarios (como la intensa presión y el calor que forman parte de la formación planetaria). Al igual que la misión Lucy de la NASA, la muestra recogida en Bennu podría permitir a los científicos estudiar los materiales que dieron lugar a la vida en la Tierra en un estado muy parecido al original.
Uno de los asteroides más peligrosos
Aunque Bennu puede enseñar a los científicos los orígenes de la Tierra, también supone una importante amenaza para nuestro planeta. Las probabilidades de que Bennu colisione con la Tierra en los próximos 300 años son de una entre 1.750, lo que sitúa a Bennu entre los dos objetos conocidos más peligrosos de nuestro sistema solar. Por supuesto, no hay necesidad de entrar en pánico, ya que la Gaceta de Harvard informa que los estadísticos comparan esas probabilidades con lanzar una moneda y que salga cara 11 veces consecutivas, pero los expertos están preparando planes de respaldo por si acaso. Aunque es poco probable que Bennu provoque la extinción total del planeta, causaría una gran destrucción si chocara con la Tierra. Las estimaciones actuales sugieren que el día más probable del impacto es el 24 de septiembre de 2182, aunque esa fecha se actualizará y posiblemente se revisará a medida que se acerque. Los datos del equipo de OSIRIS-REx ayudarán a los expertos a comprender la mejor manera de redirigir la trayectoria del asteroide en caso de que sea necesario intervenir para evitar que ese sea un día terrible.
OSIRIS-REx se dirige ahora a toda velocidad hacia la Tierra con su muestra, que se espera que entregue el 24 de septiembre de 2023. Tras aterrizar en el Campo de Pruebas y Entrenamiento de Utah, la muestra será enviada al Centro Espacial Johnson de la NASA para ser procesada y dividida. A continuación, los científicos internacionales recibirán el material de Bennu para empezar a analizarlo. Mientras tanto, los expertos esperan que la carga complete su viaje de forma segura y aguardan su llegada con gran expectación.