Privatización sin innovación: una lección no aprendida en el sector eléctrico dominicano
Por Francis Estevez, editor de EconomíaAlDía y CabezaNoticias
La historia reciente del sector eléctrico dominicano nos muestra una verdad incómoda: privatizar sin innovación y sin un aporte significativo de capital privado es, en el mejor de los casos, un espejismo, y en el peor, una receta para el desastre.
En los últimos días, Celso Marranzini, conocido por su gestión en el sector eléctrico entre 2009 y 2012, ha vuelto al centro de atención con un llamado a la paciencia de la población dominicana. Este llamado, sin embargo, llega en un momento en el que la frustración y la incredulidad están más presentes que nunca. El pueblo dominicano ha soportado décadas de ineficiencia, altos costos, y un servicio eléctrico deficiente, a pesar de las promesas de mejora que surgieron con la privatización del sector.
Durante su gestión anterior, Marranzini no logró implementar innovaciones que abordaran los problemas estructurales del sistema eléctrico. Los dominicanos, en lugar de ver mejoras, continuaron enfrentando un sistema marcado por pérdidas técnicas y comerciales alarmantes. De hecho, la privatización, que inicialmente fue vista como una solución prometedora, se quedó corta en su ejecución, dejando a la población con las mismas viejas fallas y con la carga adicional de un sistema mal gestionado.
Ahora, Marranzini ha anunciado un nuevo plan de modernización, respaldado por una inversión de $650 millones, con el objetivo de modernizar la infraestructura y reducir las pérdidas del sistema. Aunque esta cifra es significativa y el plan parece ambicioso, la pregunta que muchos se hacen es: ¿esta vez se cumplirán las promesas? La experiencia pasada ha dejado un sabor amargo y una duda razonable sobre si esta inversión realmente se traducirá en un servicio más eficiente y asequible para los dominicanos
Es crucial recordar que la privatización sin una verdadera innovación no es suficiente para solucionar los problemas de un sector tan crítico como el eléctrico. La República Dominicana necesita un enfoque transformador, que no solo busque parches temporales, sino que realmente ofrezca soluciones sostenibles y de largo plazo. Esto implica no solo modernizar la infraestructura, sino también introducir nuevas tecnologías, mejorar la gestión y, sobre todo, involucrar a actores privados con un compromiso genuino con el progreso del país.
El mensaje para Marranzini y los líderes del sector es claro: ASÍ NO, SEÑOR MARRANZINI. Las palabras ya no bastan. La paciencia del pueblo dominicano tiene un límite, y es hora de que se presenten soluciones reales y tangibles. De lo contrario, seguiremos atrapados en el mismo ciclo de promesas incumplidas, y la privatización seguirá siendo un problema sin solución.
Para nuestros lectores en Economía al Día, este es un llamado a la reflexión y a la exigencia de cambios reales en un sector que afecta la vida diaria de todos. No podemos permitir que la historia se repita una vez más. Es momento de exigir innovación y resultados, no más excusas.
Este artículo no solo busca informar, sino también inspirar un debate necesario sobre el futuro del sector eléctrico en la República Dominicana. Te invitamos a compartir tus opiniones y a unirte a nuestra comunidad de lectores comprometidos con el cambio.
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