En un intento por mantener su dominio en el Pacífico occidental y proteger sus intereses económicos, Estados Unidos ha estado implementando una serie de medidas para prepararse para una eventual guerra con China. Mientras tanto, China ha estado trabajando en desarrollar capacidades para interrumpir los planes de Estados Unidos y aumentar su propia presencia en la región.
La estrategia estadounidense implica una serie de iniciativas, como el aumento de la cooperación militar con aliados en la región, la construcción de bases militares en islas y arrecifes del Pacífico, y la implementación de tecnología avanzada para mejorar sus capacidades de vigilancia y guerra electrónica. El objetivo es mantener el acceso a los mercados y recursos de Asia y proteger los intereses económicos y de seguridad de Estados Unidos.
Por otro lado, China ha estado expandiendo su presencia militar en la región del Pacífico y ha construido bases militares en islas artificiales. Además, ha estado desarrollando capacidades de guerra cibernética y ha estado trabajando en tecnología avanzada para mejorar su poder militar, como el desarrollo de portaaviones y la modernización de sus fuerzas armadas.
Aunque ambas naciones han expresado su deseo de evitar un conflicto, las tensiones entre Estados Unidos y China han aumentado en los últimos años, y es probable que las diferencias económicas, políticas y militares entre las dos naciones sigan siendo un punto de conflicto en el futuro cercano. En última instancia, la cuestión de la hegemonía en el Pacífico occidental es clave para ambas naciones, y cada una está trabajando diligentemente para asegurarse su posición en la región.