Los científicos han descubierto que los robots estimulan las emociones de las personas cuando las tocan y les hablan.
Cuando se trata de dar seguridad, el tacto desempeña un papel importante para los humanos. Ya sea un apretón de manos o una palmadita en el hombro, las personas utilizan intuitivamente el tacto para reconfortar o tranquilizar a alguien que se siente enfermo o ansioso, por ejemplo.
Los estudios han demostrado que las terapias que implican el tacto pueden provocar respuestas emocionales positivas, pero puede ser difícil para los servicios sanitarios proporcionar suficiente terapia basada en el tacto a las personas que podrían necesitarla: una persona mayor que vive sola, por ejemplo.
La respuesta puede estar en conseguir que los robots nos reconforten. Esto puede sonar un poco distópico para algunos, pero las interacciones táctiles de los robots pueden ofrecer un sustituto adecuado de las interacciones similares de los humanos y proporcionar experiencias emocionales positivas, según la investigación.
Pero hay un equilibrio. Los estudios también han demostrado que, aunque un toque suave por parte de un robot puede ser una experiencia reconfortante para algunos, también puede experimentarse como "violento" si no hay suficiente comunicación por parte del robot y no hay consentimiento por parte de la persona a la que se toca, dice un grupo de investigadores japoneses que se han propuesto resolver el problema.
Decidieron comprobar si hacer que un robot hablara a las personas y las tocara al mismo tiempo mejoraría la experiencia.
Para averiguarlo, analizaron los datos de 31 participantes en el estudio que se sentaron frente a un brazo robótico programado para dar una suave palmada en la parte superior de la espalda. El robot también estaba equipado con un altavoz que reproducía una grabación de audio del habla en una situación de enfermería.
Los participantes estaban conectados a sensores que proporcionaban datos sobre determinados músculos faciales que se sabe que están relacionados con las experiencias emocionales. También pidieron a los voluntarios que proporcionaran una evaluación subjetiva de su experiencia.
Los investigadores pusieron a funcionar el robot y compararon las respuestas de los participantes en tres escenarios diferentes: Una en la que el robot sólo les tocaba; otra en la que sólo les hablaba; y otra en la que hacía ambas cosas.
Los resultados mostraron que las personas preferían que el robot les tocara y les hablara a que sólo les tocara, y que el habla y el tacto provocaban una mayor actividad en el músculo facial cigomático mayor, el que nos permite sonreír.
Las personas también informaron subjetivamente de estados emocionales más elevados cuando eran tocadas sólo por el robot en comparación con un estado neutral, lo que sugiere que el toque del robot por sí solo también proporciona un beneficio.
"Nuestro estudio, que amplía los límites y desdibuja la línea que separa la robótica de los estudios psicológicos, aporta la primera prueba de que las interacciones multimodales de los robots con el tacto y el habla pueden inducir respuestas emocionales más positivas que el tacto por sí solo", afirma el estudio.
Los investigadores afirman que los hallazgos podrían utilizarse para solucionar la falta de tacto que experimentan los pacientes en los campos de la enfermería o la medicina, o incluso simplemente "como un tratamiento de la vida cotidiana".
Algunas limitaciones del estudio son que los investigadores no controlaron la ropa que llevaban las personas, lo que podría haber alterado la experiencia del tacto para ellos, y también sólo probaron un tipo de tacto y habla.
El estudio se publicó en la revista Scientific Reports el 27 de abril de este año, y en él participaron investigadores del Instituto de Ciencia y Tecnología de Nara, el Proyecto Robot Guardián y la Universidad de las Artes de Kioto.