China inicia una campaña de control de daños para limpiar su reputación pro rrusa


China ha iniciado una sutil campaña de control de daños tras darse cuenta de cómo su negativa a condenar a Rusia está afectando a su imagen internacional.


Tres semanas después de la campaña militar del presidente Vladimir Putin contra Ucrania, los funcionarios chinos siguen negándose a llamarla invasión y rara vez utilizan la palabra "guerra". En los niveles más altos del gobierno, Pekín sigue apoyando la posición de Moscú respecto a la OTAN, absteniéndose en las Naciones Unidas y permitiendo que su Ministerio de Asuntos Exteriores y los medios de comunicación estatales difundan las teorías conspirativas rusas sobre las armas biológicas estadounidenses en Ucrania.


Sin embargo, entre bastidores, algo está empezando a cambiar. El presidente Xi Jinping no ha hablado con su homólogo ucraniano Volodymyr Zelensky desde que comenzaron las hostilidades. Pero en las llamadas con jefes de Estado extranjeros, Xi insiste en el apoyo a las conversaciones de paz. Sus funcionarios, por su parte, intentan sacudir la reputación de "neutralidad pro-rusa" de China, al tiempo que empiezan a mostrar su simpatía por Ucrania.


Lo que China sabía o no sabía sobre el plan de Putin ha sido objeto de debate desde la invasión del 24 de febrero, especialmente porque el bombardeo comenzó apenas 20 días después de la declaración de Xi de una asociación "sin límites" con el presidente ruso.


Funcionarios estadounidenses dijeron que mostraron a Pekín pruebas de las intenciones del Kremlin con la esperanza de que Xi pudiera aprovechar su relación con Putin para evitar un conflicto. En febrero, China desestimó las maniobras de Moscú y acusó a Washington de exagerar la amenaza de guerra.


Durante el fin de semana, el asesor de seguridad nacional del presidente Joe Biden, Jake Sullivan, dijo a la CNN que los funcionarios chinos habían sido conscientes de que Putin estaba "planeando algo", aunque tal vez no entendieran su alcance. "Porque es muy posible que Putin les mintiera de la misma manera que mintió a los europeos y a otros", dijo Sullivan.


Al mismo tiempo, siguen circulando informes de que Rusia ha solicitado ayuda militar china, a pesar de los desmentidos tanto de Moscú como de Pekín.


La prolongada guerra en Ucrania y la creciente presión internacional contra los alineados con Moscú han dejado al descubierto las opciones de Pekín: o bien conocía el plan de Putin y no hizo nada, o bien también fue engañada por Rusia, su socio estratégico más cercano en la nueva Guerra Fría contra Occidente.


Ambos escenarios son malos, pero uno puede ser menos malo que el otro. Pekín parece haber elegido el beneficio de la ignorancia frente a la imagen poco halagüeña de haber apostado por el caballo equivocado.


El martes, Qin Gang, embajador de China en Washington, escribió un artículo de opinión para The Washington Post en el que decía: "Las afirmaciones de que China conocía, consintió o apoyó tácitamente esta guerra son pura desinformación".


Continuó: "El conflicto entre Rusia y Ucrania no beneficia a China. Si China hubiera sabido de la inminente crisis, habríamos hecho lo posible por evitarla".


Qin añadió que China había hecho "enormes esfuerzos para impulsar las conversaciones de paz", y dijo que Xi había instado a Putin a dialogar con Kiev en el segundo día del conflicto.


La versión de los hechos del embajador no era del todo coherente con la información disponible. La embajada rusa en Pekín publicó un informe sobre la llamada entre los dos líderes el 25 de febrero: "Xi Jinping subrayó que respeta las medidas adoptadas por el líder ruso durante la crisis actual".


Xi y Putin también "reafirmaron su voluntad de seguir coordinándose y apoyándose mutuamente en las Naciones Unidas y otras plataformas multilaterales", añadió la embajada, antes de criticar las sanciones económicas de Occidente.


El sitio web del Washington Post está prohibido en China, pero los medios de comunicación chinos han compartido traducciones del artículo de opinión de Qin, que ha sido recibido con una respuesta mixta por parte del público.

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