Una mujer mexicana que colabora en la organización de la Copa del Mundo en Qatar afirma que las autoridades la amenazaron con la cárcel y los latigazos tras denunciar que había sido agredida sexualmente.
Paola Schietekat hizo las acusaciones contra las fuerzas del orden de la monarquía autocrática de Oriente Medio, que se prepara para convertirse en el primer país árabe que acogerá el principal acontecimiento futbolístico del mundo en 2022.
Schietekat, economista del comportamiento, describió su experiencia en junio del año pasado en un artículo publicado en el sitio web del periodista mexicano Julio Astillero. La periodista describió el sistema judicial y las autoridades de Qatar como más interesados en proteger al hombre al que acusó de agredirla sexualmente.
Mientras trabajaba para el comité responsable de la organización de la Copa del Mundo de 2022 en Doha, capital de Qatar, Schietekat dijo que un conocido de la comunidad latina local entró en su apartamento y la agredió, dejándole el brazo izquierdo, el hombro y la espalda cubiertos de moratones.
Schietekat dijo que obtuvo un certificado médico y denunció el incidente a la policía local con el cónsul mexicano en Qatar. Tras explicar la situación a la policía en su limitado árabe, firmó una declaración y se marchó, según Schietekat. A las 9 de la noche, la llamaron de nuevo a la policía, donde, según ella, le presentaron al presunto agresor.
"Fueron tres horas de interrogatorio en árabe, y en un momento dado exigieron una prueba de virginidad", escribió Schietekat. "Por alguna razón me había convertido en la acusada".
Su presunto agresor dijo a la policía que ambos tenían una relación romántica y la policía le exigió que entregara su teléfono desbloqueado, según Schietekat. A partir de ahí, Schietekat dijo que el caso se centró en la posibilidad de una relación extramatrimonial, que según ella puede ser castigada en Qatar con hasta siete años de prisión y posiblemente 100 latigazos.
Su abogado, dijo, le ofreció una solución sencilla para cerrar el caso: casarse con su agresor.
Pero con la ayuda del comité organizador de la Copa Mundial, Schietekat dijo que pudo abandonar el país.
"Nunca había respirado con más alivio que cuando me sellaron el pasaporte", escribió Schietekat. "En México la adrenalina se detuvo y comenzó un proceso más lento, aunque igual de complejo y doloroso".
A pesar de haber logrado huir de Qatar, Schietekat describió su confusión y "la decepción de no haber previsto que el caso pudiera volverse contra mí, porque vivimos en un mundo que parece odiar a las mujeres".
Tras recibir los archivos del tribunal qatarí, se enteró de que su agresor había sido absuelto de los cargos, a pesar de que ella aportó un informe médico.
Escribió que hay "dos fallos fundamentales y sistémicos que han llevado a esta situación".
El primero, dijo, es cómo la comunidad internacional "ha disculpado e incluso defendido a monarquías arcaicas", como Qatar, a pesar de tener antecedentes de violación de los derechos humanos y leyes que restringen gravemente los derechos de las mujeres.
Estrecho aliado de Estados Unidos, Qatar ha sido criticado por grupos de defensa de los derechos humanos, como Human Rights Watch, por su sistema de explotación laboral y la discriminación de las mujeres y las minorías sexuales.