Los sistemas de almacenamiento por bombeo hidráulico, utilizados desde hace más de 100 años, se consideran actualmente la mejor alternativa para almacenar energía limpia. Pero, ¿son ecológicos?
Un obstáculo importante bloquea el camino hacia un cambio global de la energía verde: el almacenamiento de energía. El mundo ha cambiado significativamente en los últimos 10 años: la energía limpia solía ser una palabra para los activistas medioambientales. Las grandes empresas energéticas que solían mantenerse alejadas de los proyectos de energía limpia han abrazado hoy el cambio para crear mejor energía y mitigar los efectos del cambio climático.
La energía solar, la eólica y la nuclear son las tres primeras en este nuevo intento global de cortar la dependencia de las energías no renovables. La tecnología solar no sólo se utiliza a escala industrial, sino también por parte de las empresas que aspiran a una política de cero emisiones. También se está implantando en los hogares. Los parques eólicos y los proyectos de energía oceánica también han crecido exponencialmente, con inversiones que llegan a nivel internacional.
Producir la cantidad de energía que el mundo necesita para satisfacer la demanda con fuentes de energía verde solía ser el problema más importante, pero la tecnología se ha ampliado y está a la altura de la tarea. El problema ahora es dónde almacenarla. En primer lugar, hay que convertir la energía en sí misma antes de almacenarla. Los sectores dominantes para el almacenamiento de energía en Estados Unidos y en el mundo son la hidroeléctrica, la hidroeléctrica de bombeo, el aire comprimido, los rotores de volante y las baterías. Pero la capacidad de almacenamiento necesaria supera con creces la existente. Un sistema utilizado desde hace más de 100 años se considera la mejor opción para responder a esta nueva demanda de hidrobombas.
El concepto de almacenamiento de energía de las hidrobombas es sencillo. Cuando la demanda de energía es baja, el agua se bombea río arriba o en terrenos de mayor altitud. Cuando la demanda de energía es alta, el agua se libera, pasando por un generador hidroeléctrico para producir energía para la red. Las presas hidroeléctricas y los proyectos de hidrobombas pueden parecer una solución perfecta para almacenar grandes cantidades de energía. Al fin y al cabo, las presas hidroeléctricas llevan años iluminando las ciudades. Sin embargo, para construir proyectos hidroeléctricos hay que alterar el medio ambiente y sus recursos, el agua y la vida del ecosistema, y aumentar las emisiones de carbono.
Las megapresas en China, Tailandia, Vietnam, Brasil y muchos otros países han provocado escándalos medioambientales, no sólo por la confiscación e inundación de tierras nativas locales, sino por la afectación de los ecosistemas acuáticos y terrestres más allá del reconocimiento o la reparación. El almacenamiento por bombeo hidráulico, que crea masas de agua artificiales, es menos invasivo pero sigue alterando una región. Por otro lado, los sistemas de almacenamiento por bombeo hidráulico conectados a presas hidroeléctricas no pueden construirse sin alterar drásticamente los recursos naturales. Otras nuevas tecnologías, como los sistemas de almacenamiento de energía por gravedad ecológica, parecen haber dado en el clavo con enfoques originales nunca antes utilizados. Es poco probable que se resuelvan nuevos problemas con soluciones antiguas, y las hidroeléctricas son precisamente eso, una solución antigua para el mismo problema.