El superordenador de Google genera un "cristal del tiempo" que desafía la física

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El superordenador de Google genera un "cristal del tiempo" que desafía la física


La segunda regla de la termodinámica está en peligro, ya que este experimento podría cambiar por completo el funcionamiento de los ordenadores en las próximas décadas.


El ordenador cuántico de Google generó un cristal de tiempo, un objeto que desafía las leyes de la física científica. Los cristales de tiempo rompen la segunda ley de la termodinámica en el sentido de que el calor y otras energías no fluyen de forma natural desde el objeto a otros objetos a lo largo del tiempo y esa energía no fluye hacia atrás por sí misma. Los cristales regulares forman un patrón singular en el espacio mientras que los cristales de tiempo forman un patrón singular repetido en el tiempo y pueden cambiar su estado hacia adelante y hacia atrás sin perder su propia energía. Expulsan poca o ninguna energía, lo que significa que pueden seguir cambiando durante todo el tiempo, sin alcanzar nunca el termo-equilibrio, como si se calentaran y enfriaran al mismo tiempo. Este movimiento perpetuo sin agotar su materia es esencialmente una máquina de movimiento perpetuo, rompiendo la segunda ley de la termodinámica y reescribiendo potencialmente las leyes de la física.


Google estaría interesado en desarrollar la comprensión de la humanidad sobre los cristales de tiempo por una razón clave. Los cristales de tiempo pueden dar energía a ordenadores cuánticos ultrapotentes, un hardware que puede realizar cálculos a gran escala mucho más rápido que un superordenador estándar. Los ordenadores cuánticos utilizan qubits en lugar de bits normales, que son erráticos, torpes y suelen morir. Los cristales de tiempo podrían alimentar ordenadores cuánticos ultrapotentes gracias a su capacidad de control constante, a diferencia de la oferta actual de qubits. Básicamente, Google estaría interesado en desarrollar cristales de tiempo para alimentar los procesadores más potentes que la humanidad haya visto jamás.



El complicado documento se publicó en el sitio web de la Universidad de Cornell. Dentro del ordenador Sycamore de Google, los científicos fueron capaces de crear un cristal de tiempo durante un tiempo limitado. Lo hicieron utilizando 20 tiras de aluminio superconductor para sus qubits. Estas tiras se programaron para entrar en dos estados. Tras golpear estas tiras con un rayo láser de microondas, registraron sus resultados más de 10.000 veces. Los qubits pasaron de un estado a otro de la materia, convirtiéndose en un cristal de tiempo. Cuando era un sólido, los qubits no se fundían con una ligera fluctuación de calor, como líquido no se congelaba ni se evaporaba por la misma razón. A 180 grados los cristales de tiempo podían voltear la materia a la orden. Sin embargo, esto no quiere decir que los científicos hayan inventado la máquina de movimiento perpetuo. Cuando el rayo láser se apaga, cesa el constante intercambio de estados de la materia.


El experimento ha entrado ahora en su fase de revisión por pares y aborda un área de la física antes intangible que podría aportar multitud de beneficios a la humanidad. La potencia de cálculo de un ordenador cuántico es casi demasiado grande para comprenderla. En teoría, podría resolver ecuaciones complejas, como descifrar contraseñas seguras, en cuestión de segundos, una fracción de lo que tardaría un ordenador estándar. Un ordenador cuántico podría ofrecer al mundo una de las potencias computacionales más intensas y potentes que la humanidad haya visto jamás.


Debido a la sofisticación del ordenador cuántico Sycamore de Google y a que el estudio está entrando en su fase de revisión por pares, no podemos esperar que los cristales de tiempo cambien nuestras vidas hasta dentro de muchos años, o posiblemente décadas. Es la primera vez que se produce este nuevo estado de la materia, por lo que se necesitan muchas más pruebas científicas. Es necesario reducir drásticamente el precio del propio marco de la computación cuántica y explorar adecuadamente las propiedades de los cristales de tiempo. Podría pasar un siglo antes de que su nuevo Chromebook utilice un procesador cuántico.



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